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Palabras de la Canciller Claudia Blum en el Diálogo sobre la crisis multidimensional de Venezuela, más allá de las elecciones parlamentarias

 

Vamos a dar inicio a este diálogo sobre la Crisis Multidimensional de Venezuela, más allá de las elecciones parlamentarias.

Apreciados ministros, jefes de delegación,

Secretario General de la OEA, Luis Almagro,

Invitados especiales.

Reciban todos un fraterno saludo y mi agradecimiento por acompañarnos en este encuentro que hemos convocado con Brasil y con el apoyo de varios países aquí presentes.

Doy la bienvenida especial a los panelistas que nos acompañan hoy: Cancilleres Ernesto Araujo de Brasil, Luis Gallegos de Ecuador y Julio Borges de Venezuela, la Ministra de Desarrollo de Canadá Karina Gould, el Subsecretario Michael Kozak de Estados Unidos, el Viceministro Carlos Martínez de Guatemala y el Embajador Leon Charles de Haití. Así mismo, a la periodista Idania Chirinos moderadora del panel, a quien le expreso mi gratitud por estar con nosotros.

Hoy tendremos la oportunidad de continuar el diálogo sobre la crisis multidimensional que padecen los ciudadanos de Venezuela, un país hermano con el que nos unen profundos lazos históricos.

Durante el presente año, mientras el mundo se esfuerza por contener el impacto de la pandemia, el régimen ilegítimo de Maduro profundiza la erosión de la institucionalidad democrática y la usurpación de la voluntad popular; continúa albergando organizaciones terroristas y delictivas internacionales; viola de manera sistemática los derechos humanos; y aniquila el sistema productivo, llevando la pobreza a niveles inéditos. Es un régimen que desconoce abiertamente los valores del Sistema Interamericano y que está causando un desastre humanitario en nuestro propio Hemisferio.
 
La única salida a esta crisis es el retorno de la democracia y la recuperación del Estado de Derecho. Es imprescindible que la OEA priorice la atención sobre Venezuela, y convoque al mundo a unir esfuerzos para el regreso de la libertad del pueblo venezolano.

Señores ministros, invitados especiales,

La extrema gravedad de los desarrollos recientes en Venezuela exige que estos sean abordados de manera urgente por la comunidad internacional.

En primer lugar, están las elecciones parlamentarias fraudulentas que el régimen pretende celebrar el 6 de diciembre. El mundo conoce que no existe en Venezuela un árbitro electoral y un sistema judicial independientes; tampoco un censo electoral actualizado, seguridad para los votantes, libertad de expresión y, menos aún, condiciones para el ejercicio plural de la actividad política.

Los países comprometidos con la democracia debemos defender el Sistema Interamericano y anunciar que esas elecciones ilegítimas y sin garantías no deben ser reconocidas. Debemos alentar a otros actores de la comunidad internacional, organismos multilaterales y organizaciones de la sociedad civil, a analizar con cuidado las circunstancias de esos comicios electorales para que no abran ningún espacio a su legitimación. Es urgente rechazar de manera contundente la farsa electoral de un régimen que solo busca apoderarse de la última institución democrática que sobrevive en Venezuela.

En 2.019, la OEA resolvió no reconocer la legitimidad del nuevo período del dictador Nicolás Maduro. Hicimos entonces, y hemos reiterado, nuestro llamado a la convocatoria a elecciones Presidenciales en un proceso libre, transparente, legítimo y con todas las garantías necesarias. Este es el primer paso para la solución de la crisis multidimensional venezolana.

Señoras y señores:

La presentación del Informe sobre Venezuela, de la Misión Independiente de la ONU, es otro desarrollo crucial sobre la gravísima situación en ese país. Este informe se suma a documentos previos aportados por entidades no gubernamentales, líderes mundiales y la propia Organización de Estados Americanos.

Como es por todos conocido, la Misión de la ONU encontró motivos razonables para afirmar que, desde 2.014, el régimen ilegítimo ha cometido graves violaciones a los derechos humanos, que incluyen ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, torturas, y violencia sexual y de género. El carácter sistemático y generalizado de las violaciones indicaría la comisión de crímenes de lesa humanidad.

Los Estados y organismos internacionales comprometidos con la defensa de los Derechos Humanos, debemos emprender acciones decididas, en especial, ante la justicia internacional.

En este marco, el 24 de septiembre el presidente Iván Duque dirigió comunicaciones a 55 Jefes de Estado, para invitarlos a denunciar y condenar estos crímenes atroces.

Ante los hechos, es urgente que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional avance en su examen sobre la situación en Venezuela.

Adicionalmente, tal como varios países plantearon en la sesión especial del Consejo de la OEA el 29 de septiembre, es pertinente analizar la aplicación de la jurisdicción universal. Bajo ese marco, tribunales de la región y de otros países podrían reclamar competencia sobre los crímenes de lesa humanidad denunciados.

Señores ministros, invitados especiales,

La crisis en Venezuela tiene dimensiones adicionales con impacto regional y global.

Los vínculos cada vez más evidentes del régimen de Maduro con redes de corrupción y del crimen transnacional organizado y su laxitud frente a organizaciones terroristas que permanecen en Venezuela, generan graves riesgos a la seguridad. La comunidad internacional debe investigar a fondo esas conexiones, y activar los mecanismos políticos y jurídicos necesarios para evitar la impunidad frente a estas actuaciones.

En el aspecto migratorio, cerca de 5,5 millones de venezolanos se han visto forzados a dejar su país. Esta diáspora es la segunda más grande del mundo, y se ha dado en aproximadamente tres años. La pandemia del Covid-19 desaceleró temporalmente el éxodo, pero los flujos migratorios hacia los países de América recuperarán su ritmo. La cooperación cobra mayor importancia para atender esta migración, particularmente en tiempos de pandemia.

Ministros, Secretario General y Delegados:

En distintos momentos de la historia reciente del mundo hemos conocido las tragedias que tienen lugar cuando la población civil queda desprotegida frente a regímenes totalitarios que usan la fuerza y la represión para mantenerse en el poder.

Como comunidad internacional, debemos actuar unidos para detener el sufrimiento y el desastre humanitario que vive Venezuela y lograr que la justicia condene a los responsables.

Con preocupación vemos cómo el régimen ilegítimo continúa tomando ventaja de la buena voluntad de algunos actores que aún dan credibilidad a una dictadura que no cesa de atentar contra el pueblo y la estabilidad en nuestra región.

La OEA debe trabajar para continuar visibilizando a nivel global la crisis en Venezuela y sus impactos; y para aumentar la presión política, judicial y diplomática sobre el régimen ilegítimo y opresor. Ese régimen debe recibir un mensaje inequívoco de la OEA: jamás seremos indiferentes y no dejaremos de apoyar a los venezolanos en sus anhelos de democracia y libertad, y de reconstrucción institucional y económica de su país.

Los invito a que aprovechemos este espacio de reflexión para propiciar nuevas acciones que permitan salidas a esta grave crisis, y para renovar nuestro compromiso inquebrantable en defensa de los valores interamericanos que garantizan el progreso y la estabilidad en América.

Muchas gracias.