Cartagena (mar. 19/18). A las 11 de la mañana del 19 de marzo, el astro marfileño llegó a la puerta de esta casa que día a día busca alejar a los menores de las difíciles situaciones que deben enfrentar en su entorno. La gente enloqueció, la música típica del caribe colombiano lo acogió y desde ese momento los protagonistas fueron los niños.
Didier Drogba rompió todo el protocolo, bailó cumbia con las niñas que lo recibieron, firmó todos los autógrafos que le pidieron y se dejó llevar por la inocencia natural de un niño que ve a su ídolo por primera vez. Se paró frente a menores de diferentes edades a conversar, a contar su vida, a hacer lo que siempre ha hecho dentro y fuera de las canchas: dar ejemplo de humildad, dedicación y excelencia.
Los niños, periodistas innatos, le preguntaron cosas que los adultos no piensan preguntar y él, parado frente a ellos, siempre les hizo entender, con cada palabra y cada gesto, que nunca dejaran de soñar, que nunca desistieran, y que no permitieran que nadie les arrebatara sus sueños. Que el miedo solo es un empujón para superar las situaciones difíciles que viven a diario.