Bogotá, (dic.2/15). El proyecto de seguridad alimentaria que implementa el Plan Fronteras para la Prosperidad en el departamento de Cesar presenta avances fructíferos. Comunidades rurales y tres instituciones educativas de los municipios de La paz, Curumaní y San Diego, han sido beneficiadas por la fase II del proyecto que busca fortalecer e implementar huertas integrales para la seguridad alimentaria de familias vulnerables y la conservación ambiental de las cuencas de sus ríos.
Las lluvias que volvieron a final de año en la zona de la Serranía del Perijá, fueron definitivas en acompañar los esfuerzos para volver realidad las huertas familiares en las veredas de frontera de estos municipios. Las siembras pudieron hacerse en el tiempo propicio y el clima mantuvo las condiciones para el crecimiento de los cultivos.
En el momento hay un total de 29 unidades productivas familiares listas. La entrega de insumos agrícolas, semillas, herramientas e implementos, junto al acompañamiento y capacitación, se adecuaron a las características de cada comunidad. Un factor clave es la diferencia de altitudes que implica la Serranía, respecto a la ubicación de las diferentes veredas beneficiarias. Las verduras y hortalizas seleccionadas fueron las apropiadas para cada zona según su altitud. Además, los cultivos de ‘pancoger’ que pueden darle variedad nutritiva a la alimentación familiar se complementan con un producto líder que tiene salida en los mercados locales y así genera un ingreso extra, tales como el ñame, fríjol, cilantro, plátano, guineo largo y lulo. En unas cuantas semanas más se esperan las primeras cosechas, y de forma escalonada las siguientes, de acuerdo al tiempo natural de crecimiento de cada producto. El control de enfermedades y la nutrición vegetal complementaria se hace con compuestos orgánicos que las comunidades han aprendido a elaborar y usar. Además, se construyeron sistemas de captación y almacenamiento de agua en cada localidad, relacionados con las necesidades de provisión para el proyecto.
Así mismo, se crearon tres viveros forestales con especies nativas y frutales para la reforestación de las cuencas de los ríos Tocaimo y Chiriamo. Estos se implementaron con participación de las comunidades educativas en los colegios de los corregimientos de Media Luna, Sabanagrande y San José de Oriente, quienes están comprometidas con su cuidado, recibieron capacitación y adelantaron salidas de campo para la siembra de plántulas en las cuencas. En estas áreas luego se hace un cerramiento para evitar el daño por el paso de animales.
Gracias a la labor de la Fundación Carboandes, que ha implementado estas acciones, y del acompañamiento de Corpocesar, que tiene a cargo la capacitación en educación ambiental, quedan conformados los comités ambientales y las capacidades asociativas de las comunidades fortalecidas.
