Su Majestad, rey Juan Carlos; Jefes de Estado y de Gobierno, Vicepresidentes, Cancilleres, Presidentes de Congresos y Asambleas Legislativas, representantes de organismos multilaterales, invitados especiales que nos acompañan:
Solo unas muy breves palabras para saludarlos y para agradecerles –de corazón– su presencia en nuestro país para asistir a un evento primordial de la democracia como es la posesión de un mandatario elegido por el voto popular.
He tenido el honor de ser elegido para un segundo periodo, y ese honor me compromete a continuar por la senda de resultados que venimos ofreciendo, a corregir y revisar aquello en lo que se puede estar fallando, y a impulsar con toda la decisión los grandes temas del país.
Colombia –ustedes saben– pasa por un momento extraordinario de su historia.
No solo estamos teniendo un buen desempeño económico sino que también estamos avanzando –como nunca antes– en el cierre de las brechas sociales, de esa desigualdad que estamos comprometidos a reducir.
Cada vez son más los colombianos que superan la pobreza y pasan a engrosar una clase media fortalecida y también son más los que salen de la pobreza extrema y abandonan la infame línea de la miseria.
Y lo más importante es que avanzamos –por primera vez con una visión realista de solución– hacia la terminación de nuestro conflicto armado interno, el primer y más importante paso para consolidar la paz, la anhelada paz en nuestro país.
Quiero darles las gracias –en nombre del pueblo colombiano– por su continuo respaldo a este propósito nacional, que es el más grande que tenemos pues la paz es el bien supremo de toda sociedad.
Esta noche de comunidad fraterna la hemos querido aprovechar también para rendir un homenaje muy especial, muy sentido, de corazón, a un hombre que ha marcado, para bien, la historia de España y del mundo: Su Majestad, el rey Juan Carlos.
Todos conocemos su trayectoria de defensa de la democracia y las instituciones, de apoyo a la paz, de compromiso con los derechos humanos, de servicio a la causa de la hermandad iberoamericana.
El rey Juan Carlos –desde 1958– cuando arribó al puerto de Cartagena de Indias en su calidad de guardiamarina, hasta hoy, ha sido un cercano amigo de nuestro país.
En mi caso personal, debo decir que uno de los momentos más inolvidables de mi vida fue cuando, en 1985, recibí de sus manos, junto con mi hermano Enrique, el primer Premio de Periodismo Rey de España.
Solo estimación, solo reconocimiento, solo motivos de enaltecimiento, dejan sus 38 años y medio de reinado, y estoy seguro de que su legado ha quedado en las mejores manos, como son las del rey Felipe VI, quien nos acompañó –como Príncipe de Asturias– en mi primera posesión.
Resalto, finalmente, lo que ha significado –Su Majestad– su papel principalísimo en las Cumbres Iberoamericanas, desde la primera en Guadalajara en 1991, hasta la de Cadiz en 2012, que ha sido la última en que nos acompañó.
A todos, de nuevo mi reconocimiento por su presencia y compañía.
En esta noche de unión entre naciones amigas los invito a brindar –con cariño y gratitud– por la buena ventura de Su Majestad, el rey Juan Carlos.
¡Salud!
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