Desde inicios de 2013, cuando la Cancillería colombiana dio inicio a intercambios musicales que buscan aportar a la prevención del reclutamiento forzado por parte de grupos armados al margen de la ley en municipios del país donde la presencia de este fenómeno es mayor. Foto: Cancillería
Bogotá, (May. 20/14). El intercambio cultural del que hacen parte ocho jóvenes de los municipios de Agustín Codazzi y Pueblo Bello (Cesar) terminó con un gran concierto en un centro cultural al que asistieron niños, jóvenes y adultos de varios municipios de los alrededores de París.
Con el objetivo de preparar este concierto, los jóvenes músicos colombianos visitaron ocho escuelas donde se encontraron con cerca de 450 niños para compartir alrededor del vallenato. Uno de los momentos más significativos del intercambio cultural fue el encuentro de los cesarenses con el músico chocoano residente en Francia, Antonio Rivas, en el concierto final en el que confluyeron dos procesos simultáneos de sensibilización ante la música colombiana de acordeón: uno guiado por Rivas y el otro por los jóvenes del Cesar.
Las visitas a las escuelas se realizaron como parte del proyecto La Cité des Marmots (La ciudad de los niños), organizada por la Asociación Villes des Musiques du Monde, que busca generar inclusión social a través de la música trabajando con escuelas públicas ubicadas en barrios aledaños a París donde hay una importante concentración de comunidades inmigrantes.
A su paso por los municipios de Stains, La Courneuve, Villetaneuse, Epinay–sur–Seine, Aubervilliers y Saint Denis, los colombianos interpretaron en cada escuela algunos los vallenatos más tradicionales. El espacio permitió que los jóvenes explicaran las diferencias entre los aires de dicho género (paseo, merengue, son y puya) y respondieron a las preguntas que formularon los niños franceses.
Este intercambio de conocimientos y experiencias, pues los colombianos también tenían curiosidad por la vida, la cultura y las tradiciones en Francia, tuvo momentos de integración en los cuales los implicados terminaban bailando y tocando juntos. Los niños franceses consideraron como una gran suerte la posibilidad que tienen los niños colombianos de vivir en el campo y poder bañarse en el río, y se admiraron ante el hecho de que aprendieran a hacer música en sus casas con sus familiares y amigos y no en escuelas o procesos formales de enseñanza musical.
Para Kamel Dafri, director de la asociación que lleva más de 20 años realizando festivales de músicas del mundo en Francia, este proyecto dedicado a la niñez y a la juventud busca aportar a la diversificación de la oferta cultural para poblaciones vulnerables de migrantes, principalmente africanos, árabes y asiáticos, cuya llegada a Francia aumenta constantemente.
Con esta iniciativa se busca propiciar encuentro y diálogo entre la gran variedad de culturas que hoy habitan en este país que se enfrenta al reto de reconocer y valorar la diversidad cultural que la habita, al acercarlos a culturas musicales locales de otros países. Con estos encuentros musicales, ‘La ciudad de los niños’ ayuda a construir y fortalecer valores ciudadanos que favorezcan la convivencia ciudadana.
La cita para los ensayos y el concierto de cierre tuvo lugar en L´Embarcadère, una sala de conciertos en la localidad de Aubervilliers. En la mañana, Los Sensacionales de Codazzi y Yuawika se conocieron con Antonio Rivas, un músico, físico y matemático chocoano que vive en Francia desde hace más de 30 años. Rivas recibió a los jóvenes cesarenses con alegría por poder compartir con ellos algunas de sus pasiones: el acordeón y el vallenato sabanero.
En su encuentro, el chocoano y los niños hablaron de música, de Colombia, del departamento del Cesar y del Festival de la Leyenda Vallenata. Rivas les expresó que se sentiría muy agradecido y honrado de poder compartir el escenario con ellos haciendo una canción de cierre para el concierto. Tras varios minutos de deliberación decidieron interpretar La Juntera, un paseo de Diomedes Díaz.
El evento inició con palabras del presidente de la Asociación Villes de Musiques du Monde y del Embajador de Colombia en Francia, Federico Rengifo.
El embajador colombiano expresó el orgullo que sentía por poder ver un evento que congregaba a cientos de franceses de todas las edades alrededor de uno de los géneros musicales tradicionales más conocidos de Colombia. Acto seguido, presentó a los niños colombianos quienes interpretaron varias canciones para un público que se mostró emocionado y sorprendido por el virtuosismo y la alegría de estos.
La presentación finalizó con la salida en escena de Antonio Rivas y de los más de 400 niños con quienes se habían encontrado. Al finalizar el concierto, los colombianos volvieron a escena para hacer una versión extendida de La Juntera en la cual aprovecharon para improvisar versos con los cuales saludaron al público francés y al Embajador Rengifo, mostrando su alegría y agradecimiento por recibirlos en el país.
Al finalizar el concierto, los jóvenes vallenatos se encontraron en un parque cercano con el músico colombiano Tato Marenco quien, además de ser uno de los músicos del grupo de Antonio Rivas, dirige su propio proyecto de enseñanza y difusión de la cumbia y la música de gaitas y tambores colombiana en Francia. Este es un proyecto integrado por entusiastas franceses de la música colombiana quienes estudian los diferentes ritmos de la Costa Caribe.
Por cerca de una hora, los jóvenes colombianos compartieron con Marenco y sus músicos demostrando sus habilidades no solo en el vallenato sino en general, en la música del norte de Colombia.
Desde inicios de 2013, cuando la Cancillería colombiana dio inicio a intercambios musicales que buscan aportar a la prevención del reclutamiento forzado por parte de grupos armados al margen de la ley en municipios del país donde la presencia de este fenómeno es mayor. Hasta hoy se han vinculado cerca de 100 niños y jóvenes músicos de ocho de estos municipios y que interpretan géneros musicales tradicionales de Colombia como el vallenato, la música de gaita y la chirimía.
