Bogotá, (oct. 29/15). Desde su llegada a Italia, los 13 jóvenes quilichagüeños piden ser pellizcados para despertarse de lo que parece ser un sueño. Sus esfuerzos son infructuosos y se van dando cuenta de que están protagonizando la película de sus propias vidas que súbitamente les propone protagonizar un capítulo que lleva por nombre 'La ruta italiana del violín', un viaje cultural que inició el 20 de octubre y finalizará el 30 del mismo mes.
Una visita al Vaticano, el país más pequeño del mundo, en el que conocieron la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro guiados por una experta en arqueología cristiana y que fue posible gracias a la organización de la Embajada de Colombia ante la Santa Sede, fue el preámbulo de una de las experiencias musicales más importantes que tendrán en este intercambio que hace parte de la iniciativa de Diplomacia Deportiva y Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia que busca prevenir el reclutamiento armado infantil.
El 24 de octubre, después de haber ofrecido un concierto en la Embajada de Colombia en Roma para el cuerpo diplomático latinoamericano, salieron rumbo al Auditorio Parque de la Música, sede de la Academia Nacional de Música de Santa Cecilia, una de las instituciones musicales más antiguas del mundo en funcionamiento desde el siglo XVI.
Allá fueron recibidos por Gregorio Mazzarese, Responsable de Educación de la Academia, quien los guio por los tres auditorios que la conforman, salones de ensayo, oficinas administrativas, túneles de cableado, camerinos, entre otros, que conforman lo que llamó una pequeña ciudad musical. Además, les contó los secretos de los auditorios como que la madera de los espaldares de los asientos sirve para que el sonido rebote y se expanda, que debajo de cada silla hay una rendija para que entre el aire para sin hacer ruido y que una de las salas es una reinterpretación contemporánea del coliseo romano.
Una hora y cuarto duró el ensayo de la 6ª Sinfonía de Beethoven de la Orquesta Sinfónica de Santa Cecilia dirigida por Antonio Pappano en el que los únicos invitados eran los 13 jóvenes músicos de Santander de Quilichao y sus dos instructores de música.
Antonio Pappano, Director de la Orquesta Sinfónica de Santa Cecilia saluda a los jóvenes violinistas caucanos. Foto: Cancillería.
Al comienzo, se sentó en la última fila para no distraer a los músicos como los instruyó el guía del grupo y cuando el Director de la Orquesta notó su presencia les pidió que se sentaran en la primera fila y los saludó personalmente. Al finalizar el ensayo varios de los músicos se acercaron a los niños para saber sobre sus intereses musicales. Sergio Ramírez, violinista y flautista de la Escuela Timcca, pudo probar la flauta traversa fabricada por Muramatsu de Andrea Oliva, flautista titular de la Orquesta que alentó su interpretación e interés en el instrumento.
Después de esta gran experiencia y un breve intercambio de presentes, se encontraron con los miembros de la Orquesta júnior de Santa Cecilia, ensayaron con ellos e hicieron un ensamble final. Después para continuar con el intercambio cultural, los violines caucanos interpretaron varias canciones que fueron aplaudidas por los niños italianos.
Los jóvenes aprendieron lecciones de vida de manos de William Chiquito, violinista colombiano que toca en la Orquesta Sinfónica de Santa Cecilia. Foto: Cancillería.
Desde que llegaron a este complejo musical estuvo con ellos William Chiquito, violinista colombiano nacido en Medellín quien hace parte de los primeros violines de la Orquesta Sinfónica de Santa Cecilia y estudió música gracias a una beca otorgada por el pintor colombiano Fernando Botero, desde que supo de este intercambio accedió a organizar este encuentro especial. Además de haber propiciado la visita a este lugar y por solicitud de los jóvenes, se reunió con ellos para contarles su historia de vida musical. De manera sincera y directa les manifestó: “Se necesitan muchas ganas y soñar para llegar a ser un gran violinista. Lo importante es desearlo y estudiar mucho. Tengan en cuenta que este viaje, esta posibilidad de conocer Italia y su gente, no la habrían tenido si no fueran músicos”.