Jóvenes franceses bailaron al ritmo del acordeón, la caja y la guacharaca

Durante sus primeros días en la capital francesa, los jóvenes colombianos ofrecieron conciertos e interactuaron con estudiantes de colegios de Aubervilliers, Saint Denis y La Courneuve, barrios aledaños a París. Foto: Cancillería.
Bogotá, (may. 14/14). Los ocho jóvenes de Agustín Codazzi y Pueblo Bello que están en Francia participando en un intercambio cultural compartieron experiencias alrededor de la música y el baile con cientos de niños franceses.
 
Durante sus primeros días en la capital francesa, ofrecieron conciertos e interactuaron con estudiantes de colegios de Aubervilliers, Saint Denis y La Courneuve, barrios aledaños a París.
 
El primero de los encuentros tuvo lugar el 12 de mayo en el Instituto Cervantes, donde la delegación colombiana fue recibida por más de un centenar de niños de edades entre los 8 y 12 años. El concierto inició a las 2:30 de la tarde y el repertorio interpretado incluyó algunos de los clásicos del vallenato como Matilde Lina, La Casa en el Aire, El Pollo Vallenato, Mi Pedazo de Acordeón y otros con los que repasaron los aires tradicionales vallenatos (puya, merengue, paseo y son).
 
Fue tanta la emoción, que los niños y niñas presentes se animaron a subir al escenario donde los jóvenes colombianos les enseñaron algunos ritmos básicos en la guacharaca y algunos pasos de baile. La alegría contagió al resto de público asistente, motivo por el cual no dudaron en ponerse de pie y llevar el ritmo del folclor caribeño para terminar con una mezcla de fiesta, como las que se viven en Colombia cuando suena el acordeón, la caja y la guacharaca.
 
Los niños y niñas de los colegios locales invitados al concierto vienen familiarizándose con este ritmo del Caribe colombiano gracias al acompañamiento del maestro vallenato Antonio Rivas, quien el sábado 17 de mayo dirigirá un gran concierto entre los colombianos y un coro con los 450 niños involucrados en este proyecto.
 
La Ciudad de los Niños (La Cité des Marmots) es un festival organizado por la asociación Villes des Musiques du Monde, que trabaja con barrios de los alrededores de París donde los problemas de tipo social y económico son evidentes.
 
A través de los encuentros programados para este año entre los franceses y los colombianos se busca la creación de espacios lúdicos de inclusión de los niños y jóvenes a través del estudio de la música.
 
Hacia el final de la tarde, ofrecieron un concierto en el Instituto Cervantes con la presencia del Embajador de Colombia en París, Federico Rengifo, al que asistió un público más adulto.
 
Al dirigirse al público, el Embajador Rengifo recordó la importancia del vallenato en Colombia y la visibilidad internacional que ha ganado este género gracias al Festival de la Leyenda Vallenata, el cual acaba de culminar con su edición número 47. “Estoy convencido de que en el futuro uno de estos niños llegará a ser un Rey Vallenato”, expresó.
 
A medida que interpretaban sus canciones, Aty Gunnara Jamioy, acordeonera y cantante de Pueblo Bello, anunciaba cada uno de los aires que interpretarían.
 
El 13 de mayo, tras hacer un recorrido por el histórico barrio de Montmartre y pasar por la Basílica del Sagrado Corazón, los jóvenes de Codazzi y Yuawika estuvieron en Espace 19 Riquet, un centro comunitario y cultural en el que día a día se reúnen cerca de 60 niños del distrito 19 de París para hacer sus deberes del colegio y actividades culturales a las que asisten sobre todo niños de ascendencia africana y árabe.
 
Los niños y niñas locales y los colombianos compartieron unos refrigerios hasta que de manera espontánea los niños vallenatos se animaron a hacer un poco de música. Comenzó el grupo de Codazzi con el conocido paseo de Alejo Duran ‘Qué Dolor’; los locales, a pesar de ya conocer el acordeón, fueron sorprendidos por las alegres melodías del vallenato, los repiques del tambor y la sonoridad de la guacharaca.
 
Una vez que terminaban las canciones, hacían unas pequeñas intervenciones para hablar un poco de sí mismos, de Colombia y del vallenato. Cuando el grupo Yuawika intervino se habló además del pueblo Arhuaco y las 65 lenguas indígenas de Colombia.
 
Poco a poco, los niños franceses iban perdiendo la timidez, tanto así que se animaron a tocar la guacharaca, la caja y bailar. Para cerrar el encuentro, algunas de las niñas presentes cantaron a los colombianos dos canciones en francés, una de las cuales se llama Violeta.
 
Los niños y niñas de los colegios locales invitados al concierto vienen familiarizándose con este ritmo del Caribe colombiano gracias al acompañamiento del maestro vallenato Antonio Rivas. Foto: Cancillería.

 

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