Impresiones de viaje: la salsa colombiana en diálogo con el sur de África

Taller rooftop salsa – Johannesburgo. Foto: Olga Acosta

En el marco del Plan de Promoción de Colombia en el Exterior, Olga Acosta y Paula Guerrero, las expertas en la historia y cultura de la salsa en Colombia de la Fundación Erigaie, acompañaron a los bailarines de Swing Latino en su paso por varios países de África y dictaron conferencias sobre la salsa colombiana que complementaron las presentaciones y talleres de baile. A continuación, algunos apartes de sus diarios de viaje que permiten entender la dimensión de la gira “Salsa: Un Paso entre Colombia y el Sur de África”, llevada a cabo conjuntamente por la Embajada de Colombia en Sudáfrica y la Dirección de Asuntos Culturales en Sudáfrica, Namibia, Botsuana y Mozambique.

Primeras impresiones

El día 15 de julio tuvo lugar una de las primeras actividades de la gira en  Sudáfrica en la ciudad de Johannesburgo, después del taller que se realizó a nuestra llegada a Pretoria. Johannesburgo es la ciudad más poblada de Sudáfrica, cuya cantidad de habitantes es similar a la de Bogotá (las cifras del área metropolitana varían entre 7 y 10 millones). Pretoria, capital administrativa y sede de nuestra gira, está ubicada a 40 minutos de esta ciudad. Nuestro conocimiento sobre este país es tan escaso como el de ellos sobre el nuestro. Sin embargo, en medio del desconocimiento mutuo, resulta emocionante para todos encontrar puntos de encuentro, como ocurre con la salsa.

Luego de una jornada de ensayo en la residencia de la Embajada en Pretoria nos desplazamos al evento que tuvo lugar a las 3:00 pm en Rooftop Salsa (Johannesburgo), un recinto de encuentro que cada domingo abre sus puertas a los amantes del baile y donde se puede apreciar por medio de la gastronomía, los nuevos diseñadores y artistas, la influencia de diferentes países y culturas de África y de otras partes del mundo. El público asistente era mayoritariamente joven y vanguardista. El taller contó con la participación alrededor de 50 personas, un público diverso en el que se observaban negros y blancos por igual, aficionados, conocedores y expertos en el baile, lo que constata la hipótesis de la danza como un primordial elemento de integración social.

Sobre la diversidad en Sudáfrica

El Instituto de Inglés para Extranjeros de Pretoria nos acogió con más de 90 estudiantes de diferentes nacionalidades, angoleños, gaboneses, congoleños, zimbabuenses, turcos, iraníes, japoneses y unos pocos suramericanos disfrutaron de una demostración de la salsa como una expresión cultural colombiana. Como en días anteriores se realizó una introducción sobre Colombia, su ubicación geográfica, y su diversidad cultural. Se dio inicio a la demostración después de hacer un breve recuento de la llegada de la salsa a Colombia.

Los bailarines sacaron puntualmente a los asistentes a pasar al improvisado escenario, donde se destacaron los estudiantes de África central por su manejo corporal a la hora del baile. Pareciera que llevaran toda una vida bailando salsa, su conexión con su propio cuerpo propio y el de la pareja sobresalía a la de los demás.  El público que antes había estado tímido a la hora de salir a bailar, pidió dos canciones más para experimentar una rumba caleña. Al final del evento muchos de los estudiantes que debían volver a clases le manifestaron a la profesora su incapacidad para concentrarse nuevamente ese día en un aula ya que habían quedado “picados” por el ritmo y el baile. Se logró una gran empatía entre los estudiantes y los bailarines quienes al final demostraron su agradecimiento y la alegría de poder compartir su arte con ellos, a lo cual los estudiantes respondieron en coro “muchas gracias” luego “merci” luego “obrigado” y así sucesivamente en diferentes idiomas.

Instituto Inglés para extranjeros – Pretoria. Foto: Olga Acosta

Sobre las actividades pedagógicas de la gira y los niños sudafricanos

En la Escuela Morula de Pretoria, alrededor de 500 niños estaban esperando en el patio principal la participación de Swing Latino. La Embajada de Colombia ha tenido relación con esta escuela desde hace más de 6 años, pues han apadrinado su equipo de fútbol para el torneo de embajadas pertenecientes a Latinoamérica y el Caribe.

Los niños estuvieron atentos y participando en las intervenciones entre canción y canción. Conocieron dónde queda ubicada geográficamente Colombia, la importancia y el valor que le damos a la diversidad de culturas y ecosistemas que tenemos en nuestro país, y finalmente la representación de los colores de la bandera ya que casualmente, eran los mismos de sus uniformes. Al final, los bailarines sacaron a bailar a los profesores “Cali pachanguero” y los niños disfrutaron aún más ver cómo sus directivos bailaban Salsa.

Escuela Morula – Pretoria. Foto: Olga Acosta

Sobre la experiencia en Windhoek, Namibia y las relaciones culturales con América Latina

A nuestra llegada a Namibia nos sorprendió el recibimiento en el aeropuerto por parte de una delegación del Ministerio de Juventud, Servicio Nacional, Deporte y Cultura, cuya colaboración con la gira se confirmó pocas horas antes del viaje. Esto le dio un giro completamente diferente a nuestra presencia en este país. Estábamos mentalizados a tener una sola presentación en una sala de baile cubana, pero gracias a la participación del Ministerio nuestra visita tomó un carácter más formal y cultural. Su actitud con nosotros sugería que tenían experiencia recibiendo delegaciones culturales. No nos equivocamos: Namibia y Cuba han mantenido una relación muy cercana que en los últimos años ha llevado a diferentes acuerdos culturales; el año pasado, por ejemplo, una delegación de funcionarios estuvo en la isla durante una temporada en calidad de intercambio cultural.

     Windhoek – Namibia. Foto: Olga Acosta

El fin de la gira en Maputo, Mozambique

En Maputo se realizaron dos talleres en la Escola Nacional de Danca. Al primero asistieron doce niñas entre los 10 y 16 años. Con mucha facilidad siguieron los pasos que les enseñaban los cuatro bailarines colombianos. A su expresión corporal afro se le sumaba la formación de ballet clásico con la que contaban, de lo cual resultó una combinación hermosa a la hora de bailar salsa. Para la muestra final los chicos de Swing Latino aprovecharon para practicar el show del día siguiente, el cual impactó y emocionó mucho a las niñas. Al finalizar el taller, las niñas nos dieron una muestra de su baile, el cual estaba acompañado por música de tambores y cantos en vivo. Bailaron Ngalanga, un baile de la provincia de Inhambane y Marrabente, de Maputo. La directora María Luzia Mugalela estuvo presente durante todo el taller y nos agradeció mucho por ir a compartir con las estudiantes. Hablaron de la posibilidad de montar un número de salsa para la presentación final de año.

Con el segundo taller culminó la gira. La Escola Nacional de Danca pertenece al gobierno, y trabajan y ensayan de lunes a viernes. El taller tuvo un nivel alto pues los bailarines eran profesionales y se les facilitaba mucho entender y repetir los pasos. Incluso llegaron a aprender algunos lanzamientos propios de la salsa de Cali. Al final nos mostraron un par de canciones bailadas y cantadas por ellos. Los bailarines de la escuela se mostraban curiosos por conocer cada aspecto de Swing Latino: les llamó la atención que hubiera más de doscientas escuelas de danza pues en Maputo solo existe esa. Han viajado por varios países mostrando el baile mozambiqueño y nos pidieron que los invitaran a Colombia para aprender de nuestra danza.

Escola Nacional de Danca - Mozambique. Foto: Olga Acosta

Fecha de publicación:
Bogotá (Ago. 04 /12).

 

 

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