Santiago de Chile, 17 y 18 de junio de 2025. El Estado colombiano a través de su delegación oficial, participó activamente en la II Reunión de la Conferencia Regional sobre Cooperación Sur-Sur de América Latina y el Caribe, organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En un contexto de alta incertidumbre global, marcado por restricciones fiscales, degradación ambiental y reconfiguración del multilateralismo, el país presentó una serie de iniciativas que viene implementado para fortalecer la cooperación internacional como instrumento de transformación social, territorial y ambiental.
Durante las sesiones plenarias y mesas temáticas, la delegación colombiana aportó una visión estratégica de la cooperación Sur-Sur en sintonía con las prioridades del Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026 “Colombia, potencia mundial de la vida”, centrado en la justicia social y la justicia ambiental como pilares de la política exterior. La participación se caracterizó por un enfoque pragmático y propositivo, destacando alianzas regionales, herramientas de innovación pública y modelos de cooperación triangular y multiactor.
En cuanto a la agenda del día 1 referida a la “Cuantificación de la cooperación Sur-Sur para movilizar fondos para el desarrollo”; Colombia reiteró la necesidad urgente de superar las lógicas verticales de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y avanzar hacia modelos horizontales que reconozcan a los países del Sur Global como agentes de cambio con voz propia. En esa línea, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC-Colombia) ha otorgado alta prioridad a la medición de la cooperación como herramienta estratégica, no solo para cuantificar flujos y esfuerzos mediante datos concretos, sino para capturar, analizar y traducir esa información en políticas públicas efectivas. A través del uso del modelo de Cuantificación y Agregación de Valor (MCSV), Colombia ha desarrollado un sistema robusto que incorpora tanto costos directos como indirectos y que agrega valor. Así mismo ha mantenido una participación en plataformas globales de reporte como la UNCTAD, la CEPAL y la SEGIB. La intervención cerró invitando a los países a participar de los talleres, intercambios técnicos y herramientas facilitadas por Colombia para avanzar en políticas públicas basadas en evidencia y orientadas a la transparencia.
Seguidamente, en el panel “integración de la perspectiva de género en la cooperación”, Colombia reconoció los avances regionales y propuso seguir fortaleciendo los marcos institucionales que garanticen la incorporación efectiva del enfoque de género en todas las etapas de los proyectos de cooperación, con mecanismos de seguimiento y evaluación que midan impacto y no solo ejecución. Se hizo un llamado a adoptar una mirada interseccional, con énfasis en las mujeres lideresas de comunidades rurales, étnicas y costeras. Para ello, socializó apuestas de nacionales de Cooperación Sur-Sur como la Ruta de Aprendizaje “Colombia para el Mundo” en construcción de paz, basada en el liderazgo de mujeres y el intercambio horizontal de saberes. En estos espacios, Colombia posicionó la cooperación descentralizada como una herramienta eficaz para responder a los desafíos territoriales desde la innovación pública y la participación comunitaria.
El segundo día el temario continuo con la mesa: “Cooperación internacional en la gestión integral de riesgos y desastres”, al respecto, Colombia reconoció la cooperación internacional como una vía esencial para fortalecer capacidades institucionales, prevenir futuras crisis y garantizar derechos fundamentales. La delegación compartió los avances del país en materia de análisis sectorial de infraestructura resiliente, hojas de ruta nacionales y proyectos emblemáticos como el Centro de Investigación en Resiliencia Costera en Santa Marta, desarrollado con el apoyo de Corea del Sur. Asimismo, Colombia enfatizó la importancia de un financiamiento climático estructurado y predictivo, para orientar inversiones que disminuyan vulnerabilidades y aumenten la capacidad de respuesta de los territorios.
En el espacio final, dedicado al financiamiento para el desarrollo, se enfatizó en la necesidad de superar los enfoques tradicionales y avanzar hacia una arquitectura financiera global más justa, inclusiva y adaptada a las transiciones que enfrentan los países de renta media. La delegación respaldó la iniciativa “Beyond GDP” liderada por España, CEPAL, OCDE y otras agencias multilaterales, como un instrumento clave para incorporar indicadores de vulnerabilidad multidimensional, climática y social que permitan orientar el acceso real a recursos concesionales. En palabras de la delegación: “La vulnerabilidad no debe ser una restricción, sino un criterio de urgencia para movilizar financiamiento en función de capacidades diferenciadas, con corresponsabilidad global”.
La reunión también fue escenario para reflexionar sobre la necesidad de fortalecer la articulación del sistema de Naciones Unidas, reconociendo la cooperación como un bien público regional. Colombia respaldó los esfuerzos por avanzar hacia plataformas colaborativas, gobernanza multiactor y mecanismos de transparencia y trazabilidad de los flujos de cooperación.
La conferencia concluyó con la aprobación de Segunda Resolución , bajo la presidencia de Chile, y el compromiso de impulsar una cooperación más efectiva, orientada a resultados y basada en principios de horizontalidad, solidaridad y complementariedad. Colombia reafirmó su disposición a liderar y acompañar estos procesos, consolidando su rol como oferente de cooperación y como impulsor de soluciones innovadoras desde el Sur Global.
Con esta participación, el país se proyecta como un referente regional en el rediseño de una cooperación que no solo acompaña el desarrollo, sino que lo transforma las estructuras de dependencia.