Bogotá (feb. 17/17). Entre el 7 y 10 de febrero tuvo lugar en la Jolla, California (EE.UU.) la 91a Reunión Extraordinaria de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), que buscaba la adopción de medidas de conservación para los atunes tropicales que habitan en el Océano Pacífico Oriental (OPO) para los próximos tres años. Colombia participó activamente en las negociaciones y se lograron resultados satisfactorios para los intereses nacionales.
La CIAT llevaba dos reuniones consecutivas sin lograr un consenso sobre medidas de conservación, una en julio y otra en octubre de 2016. En esta oportunidad se pudo adoptar una serie de medidas de conservación para el año 2017 que consistieron en mantener los 62 días de veda y el corralito, y adicionalmente fijar una cuota global para la pesca sobre plantados y la pesca sobre delfines. Los 62 días de veda equivalen al número de días que se prohíbe la pesca en el OPO durante el año y el corralito es una zona del OPO donde los atunes tropicales se reproducen en mayor medida y donde se prohíbe la pesca durante un mes al año.
De esta manera, se garantiza la protección del recurso y se fijaron las bases para las próximas negociaciones. Las medidas de conservación para los años 2018 y 2019 se discutirán en la próxima reunión en julio del presente año.
Los miembros de la CIAT también acordaron autorizar la activación de la capacidad de acarreo de Guatemala y Venezuela. La capacidad de acarreo es la población máxima de atún que puede ser pescada por un país miembro de la CIAT, sin que se afecten de forma permanente los ecosistemas de los cuales dicha población depende. La delegación colombiana estuvo conformada por Alejandro Jaramillo del Ministerio de Relaciones Exteriores, actuando como Jefe de Delegación, y Andrés Ortiz de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca.
La CIAT es una Organización Regional de Ordenación Pesquera que tiene por objeto la protección y conservación de toda clase de atunes y especies afines encontradas en el Océano Pacífico Oriental (OPO) para mantener las poblaciones del recurso en el nivel de abundancia que permita su aprovechamiento máximo sostenible.