- La Cancillería cerró su programación cultural en la FILBo 2025 con un conversatorio sobre el impacto de la edición independiente en la transformación de las narrativas nacionales.
- El panel ‘Así se lee la independencia de Colombia’ reunió a editores y agentes culturales que destacaron la edición como una herramienta de soberanía cultural y memoria colectiva
- A través de su estrategia de diplomacia cultural, el Ministerio de Relaciones Exteriores reafirma su compromiso con el libro como vehículo de diálogo, proyección internacional y construcción de país.
9 de mayo de 2025.@CancilleríaCol. En la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2025, el conversatorio 'Así se lee la independencia de Colombia' abrió un espacio de reflexión sobre el papel transformador de las editoriales independientes en el país.
“No creo que las pequeñas editoriales sean importantes como contraposición, como contrapeso a las grandes. Creo que responden a una pulsión cultural”, afirmó el editor John Naranjo, resaltando que el valor de estos proyectos no radica en competir con la industria editorial dominante, sino en gestar nuevas formas de conocimiento y comunicación. “El libro es mucho más que un producto industrial, una mercancía cultural. Es también un vehículo de saberes, de culturas, de comunicación”, concluyó.
Durante el conversatorio, la editora Diana Rey subrayó la libertad curatorial que define a estos sellos: “Eso es lo maravilloso de una editorial independiente: puede armar su catálogo con la mirada y la impronta que quiera. No está atada a las leyes del mercado ni a las tendencias comerciales”. En sus palabras, estas editoriales son espacios de apuesta estética, de reflexión crítica y de construcción de una mirada propia del país. “Se trata de descubrir voces nuevas, de buscar cuáles son esas necesidades y esas intenciones que se tienen con la producción editorial propia”, explicó.
Por su parte, César Escobar, moderador del panel e integrante de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería, destacó el compromiso institucional con este tipo de iniciativas: “Desde la estrategia de diplomacia cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores promovemos este tipo de encuentros porque creemos en el poder del libro como herramienta de diálogo, memoria y proyección internacional de nuestra cultura”.
Hoy, las editoriales independientes en Colombia ya no son una rareza: son el corazón de las apuestas más audaces y necesarias del ecosistema del libro. No sólo producen obras de alta calidad, sino que entienden la edición como un acto cultural, político y comunitario.
Desde los márgenes, desde los territorios, estos proyectos editoriales siembran relatos, dignifican saberes y construyen país. Lejos de seguir la lógica del mercado, crean catálogos con sentido, que construyen redes, recuperan memorias, y, en última instancia, nos recuerdan que leer y editar también es un acto de soberanía cultural.