Intervención del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo García, en el foro “Colombia, país socio: la contribución del sector económico en la senda hacia la paz”

 

Intervención del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo García, 

DE LA PAZ A LA CONSOLIDACIÓN, DE LA COOPERACIÓN A LA INVERSIÓN
Foro
“Colombia, país socio:
la contribución del sector económico en la senda hacia la paz”
Berlín (Alemania), 22 de noviembre de 2018


Introducción:  La relación bilateral colombo-alemana, una tierra de promisión

• Apreciados amigos:

• Dentro del catálogo de sus relaciones bilaterales, la relación con Alemania ocupa para Colombia una posición de particular relevancia, que mi visita a la ciudad de Berlín quiere subrayar y proyectar hacia el futuro.

• Esa relevancia es consecuencia natural, y apenas lógica, de la amplitud de la agenda común que hemos ido construyendo a lo largo del tiempo, y del dinamismo de los vínculos unen a nuestros países.  Esos vínculos no sólo conectan a los gobiernos.  Existen, también, entre los sectores empresariales, las organizaciones sociales, los partidos políticos, las universidades y centros de investigación, los artistas y creadores, de uno y otro país.

• Ambas naciones hemos recorrido a lo largo de nuestra historia, y no sin vicisitudes, el camino de la democracia.  En ese camino, nos hemos cruzado, y seguimos avanzando.  Así, el constitucionalismo colombiano ha hecho suya la idea del Estado Social de Derecho, que nació en Weimar en 1919, y ha contribuido a su desarrollo y consolidación.

• En su esfuerzo por alcanzar una mayor equidad, Colombia mira con interés la experiencia alemana con la economía social de mercado, uno de cuyos componentes es el “diálogo político democrático”.  Diálogo político, abierto y plural, por el cual ha querido apostar el Gobierno del presidente Iván Duque para construir, con la participación de todos los sectores políticos, los grupos económicos y sociales, y el conjunto de la ciudadanía, los “mínimos comunes denominadores” que son el punto de apoyo para el perfeccionamiento institucional, el desarrollo económico y el progreso social.

• La innovación ha sido uno de los motores del crecimiento económico alemán, y Colombia aspira a hacer también de la creatividad —columna vertebral de la economía naranja— el punto de partida de nuevos emprendimientos que impulsen el suyo hacia nuevos horizontes.

• En la escena internacional, tanto Alemania como Colombia están comprometidas con el ejercicio responsable de su condición de miembros de la comunidad internacional.  Es decir:

o Con la defensa y consolidación de un orden internacional liberal que contribuya a la paz, la seguridad y la estabilidad en el mundo; y
o Con un multilateralismo eficaz, fortalecido y renovado; con la arquitectura, las capacidades y los procedimientos que requiere la gobernanza de los grandes desafíos globales de nuestro tiempo.  Grandes desafíos globales que son también los grandes desafíos de cada nación, individualmente considerada.

• Todo lo anterior ofrece un campo fértil, una tierra de promisión para la profundización de la relación bilateral, para la ampliación y la diversificación de nuestra agenda compartida, y para nuestra convergencia en los foros multilaterales.
Colombia:  País socio 
• La profundización de nuestra relación bilateral debe apuntar al establecimiento de una sociedad, un partenariado amplio entre Colombia y Alemania, construido sobre el denso tejido que ya existe.

• Permítanme referirme a algunos de los componentes de ese tejido, y compartir con ustedes algunas ideas sobre la forma en que podríamos hacerlo cada vez más denso.

• Para empezar:  Colombia valora enormemente el interés de Alemania en el desarme, desmovilización y reintegración de distintas organizaciones armadas ilegales.  Ese interés es de vieja data.  Más recientemente, se ha traducido en la designación del señor Tom Koenigs, en 2015, como Enviado Especial de Alemania para el proceso de negociación entre el Gobierno Colombiano y la guerrilla de las FARC.  Y no en vano, una de las principales líneas de cooperación bilateral se orienta a la construcción de paz y prevención de crisis.

• En ese sentido, esperamos seguir contando con el apoyo de Alemania en el proceso de estabilización y consolidación de la convivencia pacífica en todo el territorio nacional.   Ese proceso es parte, como lo ha señalado el presidente Duque, de una agenda de paz que va mucho más allá del Acuerdo Final para la terminación del conflicto, suscrito con las FARC; pero que, al mismo tiempo, reconoce en ese Acuerdo una oportunidad que merece la pena aprovechar.

• Para que así sea, el Gobierno Nacional introducirá, a través de los mecanismos institucionales pertinentes, los ajustes requeridos para optimizar su implementación, con base en el imperio de ley, que combina los bienes públicos de seguridad y de justicia.

• Hemos explicado a la comunidad internacional el sentido de los ajustes que consideramos necesario hacer.  Hemos compartido nuestras preocupaciones en relación con la situación en que hemos encontrado la implementación del Acuerdo, y hemos reiterado nuestro compromiso prioritario con la efectiva y sostenible reincorporación política y económica de los excombatientes.  Quiero agradecerle a Alemania su disposición a entender nuestro mensaje y seguir acompañando la realización de nuestros propósitos, a pesar de las dificultades.

• Uno de los mayores desafíos que hemos encontrado tiene que ver con el crecimiento sin precedentes de los cultivos ilícitos que se ha registrado durante los últimos dos años.  El narcotráfico ha sido el combustible de diversas formas de violencia en Colombia, y ha sido una amenaza para la integridad de nuestras instituciones.  Hoy en día, es también una de las principales amenazas a la efectiva implementación del Acuerdo Final, y al desarrollo de la agenda de paz del presidente Duque.

• Así como lo hicimos en el pasado, con resultados positivos para la seguridad de todos los colombianos, emplearemos todas las herramientas disponibles para contener este fenómeno, en todas las etapas de la cadena del narcotráfico, y en todas sus conexiones con otras formas de criminalidad organizada.  Las economías criminales no sólo son fuente de violencia y una amenaza a la democracia.  Son un lastre que impide el progreso de las comunidades y un obstáculo para el desarrollo sostenible.

• Pero ese no puede ser un esfuerzo solitario.  Necesitamos aunar esfuerzos para dar una respuesta integral y transnacional a una amenaza que es integral y también transnacional.  Por eso insistiremos en la vigencia y necesidad de actuar con base en el principio de responsabilidad compartida y un enfoque multidimensional y equilibrado a la hora de abordar el problema mundial de las drogas.  Quisiéramos contar con Alemania como un socio para relanzar, en este sentido, los esfuerzos mundiales en la lucha contra el narcotráfico, y por extensión, en la lucha contra el crimen organizado en todas sus formas y manifestaciones, especialmente el lavado de activos e incluyendo la corrupción.

• La estabilización y la consolidación de la convivencia pacífica; el mejoramiento de nuestras instituciones y el fortalecimiento de las capacidades del Estado para cumplir su función; la reducción de la pobreza y el ensanchamiento de la clase media; la generación de nueva riqueza mediante el aumento de la competitividad y la productividad, y mediante el aprovechamiento responsable y sostenible de nuestros recursos naturales; el desarrollo del capital y el talento humano; y la creación de condiciones para que todos los colombianos ejerzan efectivamente sus derechos y libertades con creciente autonomía; son los objetivos a los que apunta el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 que actualmente está en construcción y que será adoptado los próximos meses.

• Esa carta de navegación para los próximos cuatro años está concebida como un “Pacto por Colombia”, y se resume en una ecuación fundamental:  Legalidad + Emprendimiento = Equidad; todo ello, sobre los pilares de la innovación y la sostenibilidad.

• Permítanme invitar a Alemania, y en particular, a los empresarios e inversionistas alemanes, como algunos de ustedes que hoy nos acompañan, a ser socios también de ese “Pacto por Colombia”.

• Sean nuestros socios a través de la inversión directa y el desarrollo de actividades empresariales, en el apoyo a nuevos emprendimientos, en la exploración de nuevas oportunidades.  Sean nuestros socios a través de la transferencia y la construcción conjunta de nuevo conocimiento.  Sean nuestros socios a través de la promoción de proyectos científicos y tecnológicos.  Sean nuestros socios en la construcción de una comunidad académica y estudiantil binacional dinámica y fluida. 

• Sean nuestros socios en la senda hacia la paz:  es decir, en la senda de la legalidad y del emprendimiento, que conduce hacia la equidad.

• Sean nuestros socios.  No solamente nuestros cooperantes.

• Ya son varios los sectores en los que la empresa y la industria alemana invierten en Colombia.  Pero el volumen y la cobertura de esas inversiones no se compadecen todavía con las oportunidades que ofrece Colombia.

• Sean nuestros socios en sectores como la agroindustria, en la producción y el procesamiento de alimentos, en el desarrollo de proyectos forestales, agroforestales y silvopastoriles.  De los 22 millones de hectáreas cultivables que tiene Colombia, solo hay cerca de 7 millones sembradas; y de los 24,5 millones de hectáreas con aptitud forestal, sólo el 2% está, hasta ahora, en bosques comerciales.

• Sean nuestros socios en la cadena de industrias 4.0:  en tecnologías de la información y la comunicación, en el desarrollo de software y la instalación de centros de datos, en la inversión de venture capitals en emprendimientos digitales, de industrias creativas o innovadores del tejido empresarial colombiano y la prestación de servicios.

• Sean nuestros socios en el terreno de los químicos y las ciencias de la vida, en la transformación de materias primas y el desarrollo de nuevos materiales, en la producción de insumos para procesos productivos, en la investigación médica y farmacéutica, y en la prestación de servicios de salud especializados.

• Sean nuestros socios en el negocio del turismo, un turismo sostenible anclado en la biodiversidad de Colombia, en la generación de bienestar para las comunidades, en el desarrollo integral de la ruralidad.

• Sean nuestros socios en la generación de energía, en la interconexión y distribución, y en el desarrollo de energías renovables:  en pequeñas centrales hidroeléctricas, proyectos solares, eólicos y de biomasa.

• Sean nuestros socios en la ampliación y la modernización de la infraestructura de un país que por su geografía tiene, al mismo tiempo, el desafío de integrar físicamente un territorio complejo y accidentado, y la vocación de convertirse en plataforma y centro de interconexión de los mercados regional y global.

• Sean, finalmente, nuestros socios en el fomento de la economía naranja.  El sector de las industrias creativas en Colombia es un camino de oportunidades para todos los jóvenes del país.   El café aporta el 0,8 por ciento del PIB, pero la economía creativa representa 3,4 por ciento del PIB.
Conclusión
• La sociedad que les proponemos es la mejor contribución que puede hacer el sector económico a la estabilización y la consolidación de la convivencia pacífica en Colombia.

• Esa sociedad nos permitirá hacer frente a la depredación humana y ambiental del narcotráfico, la minería ilegal, la explotación ilegal de maderas, el tráfico ilícito de especies.

• Esa sociedad nos permitirá generar empleo formal y de calidad, con mayor cobertura de seguridad social, mayores garantías para los derechos individuales y colectivos de los trabajadores.

• Esa sociedad nos permitirá hacer de la biodiversidad no sólo un patrimonio que debemos preservar y conservar en la casa común que compartimos, sino un activo para el desarrollo económico y el progreso social.

• Esa sociedad atraerá el talento, la creatividad y la tenacidad de las nuevas generaciones; y nos permitirá establecer lazos entre ellas —las de Colombia y las de Alemania—, multiplicando en el futuro los vasos comunicantes entre nuestros dos pueblos.

• Esa sociedad puede ser un motor para el desarrollo de los territorios de la periferia colombiana.  Irá respaldada (y al mismo tiempo respaldará) la mayor penetración de las instituciones.  Requerirá  una mayor y más eficiente provisión de bienes y servicios públicos, pero también contribuirá a que así sea.  Demandará adecuadas condiciones de seguridad, y así, en un círculo virtuoso, favorecerá también la convivencia y la tranquilidad de las comunidades.

• El Estado colombiano hará la parte que le corresponde en esa sociedad.  También la harán los empresarios colombianos.  Y también nuestra sociedad civil, vital y proactiva.  La tarea que Colombia tiene por delante, la atención de los grandes desafíos de su presente y el aprovechamiento de las oportunidades a las que todos los colombianos tienen derecho, exige un esfuerzo tripartito:  el del Estado, el del sector privado, el de la ciudadanía.

• La participación de Colombia en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico; el diagnóstico de nuestras debilidades y el inventario de nuestras fortalezas que fue necesario hacer en el proceso de ingreso; la hoja de ruta con la que hemos sido admitidos; el futuro el intercambio de experiencias y de buenas prácticas que tendremos con los demás Estados miembros; y el contraste permanente y colaborativo con países convencidos, como nosotros, de que “la fortaleza y la prosperidad de la economía son esenciales para alcanzar los objetivos de las Naciones Unidas, salvaguardar las libertades individuales y aumentar el bienestar general”; reforzarán la relación bilateral entre Alemania y Colombia.

• Y en el curso de los próximos años darán solidez adicional a la sociedad que he venido a proponerles en nombre del Gobierno de Colombia y de todos los colombianos.

• Muchas gracias.