Canciller Holguín propone un enfoque diferencial para abordar la situación de la región del Sahel

 

S.E. MARÍA ÁNGELA HOLGUÍN 
Ministra de Relaciones Exteriores

Consejo de Seguridad
Debate
Paz y seguridad en África: La situación en la región del Sahel

Nueva York, 10 de diciembre de 2012

 

Señor Presidente,

En primer lugar, quiero agradecerle por la convocatoria a un debate, no sólo oportuno, sino determinante en un momento en el que en Naciones Unidas se trabaja en el desarrollo de la Estrategia regional integrada para el Sahel y se analizan opciones para abordar la crisis en Malí.

Agradezco al Secretario General y al Enviado Especial, señor Romano Prodi, así como al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, señor António Guterres, por sus completas e ilustrativas presentaciones, las cuales ponen de manifiesto la diversidad y complejidad de los problemas que afectan una región central para la paz y seguridad internacionales. 

La región del Sahel sufre las consecuencias de prolongados problemas estructurales, los cuales se han visto agravados desde hace poco más de un año por el deterioro de las condiciones de seguridad, la inestabilidad política y social, una inusitada sequía, así como por el incremento en el tráfico ilícito de armas, la agudización de diversas manifestaciones de la delincuencia transnacional organizada y el terrorismo. Lo anterior ha resultado en una crisis humanitaria y alimentaria, y en un creciente número de violaciones a los Derechos Humanos.

Las dimensiones de la crisis en la región del Sahel requieren de un enfoque que preste la debida consideración a las condiciones particulares de cada Estado, permitiendo avanzar en la toma de acciones dirigidas a la región en su conjunto. Con este propósito se debe trabajar a partir de dos pilares fundamentales:

El primero es el reconocimiento a la titularidad nacional en la búsqueda de soluciones a los diferentes problemas que enfrenta el Sahel. El segundo es el trabajo cercano y coordinado con las organizaciones regionales y subregionales.

Colombia considera indispensable que las autoridades nacionales acuerden y definan estrategias claras y concretas, que respondan a las necesidades y aspiraciones de la población, que cuenten con el suficiente apoyo de los diversos sectores de la sociedad, y que estén dirigidas al logro de soluciones estructurales y de largo plazo.

Otorgamos especial importancia a la contribución de las organizaciones regionales y subregionales en la solución de situaciones que ponen en riesgo la paz y la seguridad internacionales. Estas organizaciones cuentan con herramientas para la construcción de consensos y definición de estrategias, el acceso a las partes y el conocimiento de las condiciones específicas de la situación sobre el terreno, lo que las convierte en interlocutores determinantes en el éxito de los objetivos que se proponga las Naciones Unidas en el Sahel.

Señor Presidente, 

Las actividades de Naciones Unidas deben responder a los requerimientos inmediatos, particularmente en materia humanitaria. Nos preocupa la situación alimentaria, el alto número de personas desplazadas y en situación de refugio, y la precariedad de la prestación de servicios básicos como la salud y la higiene.

En materia de seguridad, es importante realizar acciones coordinadas, que tengan en cuenta la extensión y porosidad de las fronteras entre los Estados de la región. La dificultad para ejercer controles efectivos es aprovechada por los grupos delictivos transnacionales y las organizaciones terroristas para desarrollar sus actividades con relativa facilidad. Es necesario abordar de manera integral estos desafíos a la seguridad regional, y avanzar en la discusión y concertación de mecanismos entre los países afectados, con el fin de facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias, el establecimiento de marcos legales comunes que respondan a las particularidades de la región y faciliten la cooperación en materia penal, así como el fortalecimiento de los controles fronterizos.

Adicionalmente, Colombia considera que las actividades de las Naciones Unidas y la comunidad internacional en la región deben buscar el desarrollo y fortalecimiento de las capacidades e instituciones nacionales, bajo una aproximación general y de largo plazo, en la que se tengan en cuenta todas las facetas de los problemas que afectan al Sahel.

 

Malí es tal vez el país en el que confluyen de manera más dramática las manifestaciones del deterioro de la situación en la región. La inestabilidad política y social, las amenazas a su seguridad y unidad e integridad territorial, una grave situación humanitaria, la degradación medioambiental, la destrucción de su patrimonio cultural y una permanente fragilidad económica, son algunos de los retos que ha debido afrontar el país de manera simultánea durante el último año.

Esta crisis ha generado la movilización de los países de la región, quienes agrupados en la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana (AU), han acudido al llamado de las autoridades de transición de Malí y han establecido una serie de acciones frente a las cuales se ha construido el consenso al interior de la comunidad internacional. Con la adopción de las resoluciones 2056 y 2071, el Consejo de Seguridad acudió a este llamado y ha manifestado de manera unánime su voluntad de apoyar los esfuerzos regionales. La urgencia de la situación amerita que avancemos aún más por este camino.

Colombia apoya la fórmula establecida por la CEDEAO y  respaldada por la Unión Africana, en cuanto a lograr una solución de doble vía, en la que se privilegia una salida política negociada, tanto para el restablecimiento del orden constitucional como para adelantar las tareas de transición, y de manera paralela se busca una solución a la amenaza que significan los grupos armados en el norte del país.

Resaltamos, en este sentido, las labores adelantadas por el Presidente de Burkina Faso, en su calidad de mediador de la CEDEAO, y de los países del grupo central, quienes han logrado avances importantes en el establecimiento de una plataforma que permita el diálogo. Como se evidenció durante la reunión de Alto Nivel sobre la región del Sahel convocada por el Secretario General, el pasado septiembre, la comunidad internacional reconoce, de manera generalizada, la necesidad de que Naciones Unidas apoye esta solución de dos vías.

Por otra parte, Colombia considera que el reiterado llamado de las autoridades de Malí, la CEDEAO y la Unión Africana para que el Consejo de Seguridad autorice el despliegue de la “Misión internacional de apoyo a Malí con liderazgo africano” (AFISMA) debe ser oportunamente atendido. Si bien subsisten interrogantes sobre el concepto de operaciones y dudas frente a las posibles consecuencias humanitarias y de Derechos Humanos del despliegue de la Misión, consideramos que estas pueden superarse.

Debemos actuar con sentido de urgencia, resolver los interrogantes vigentes y  proceder de manera que los líderes del país y la región cuenten con mecanismos y recursos eficaces que los habiliten para resolver la crisis en Malí y sus repercusiones en el Sahel. Con mi presencia en este debate, Colombia reafirma su preocupación por las diversas formas de delincuencia organizada que se vinculan con el terrorismo. La región del Sahel no es ajena a esta situación y, por ello, nos unimos a los esfuerzos internacionales para enfrentar este fenómeno que toma dimensiones cada vez mayores. Colombia apoya los esfuerzos que la región hace para desarrollar una estrategia coherente, concertada y oportuna para contribuir a la paz y seguridad internacionales.

Gracias.