Palabras de la Vicepresidente y Canciller, Marta Lucía Ramírez en la XXII reunión de cancilleres de la CELAC

(Leídas por la Viceministra de Asuntos Multilaterales, María Carmelina Londoño)

Buenos Aires, Argentina. 7 de enero de 2022

Saludo y agradezco en nombre del Gobierno de Colombia al señor ministro Santiago Andrés Cafiero por su hospitalidad y convocatoria a esta reunión, así como al secretario Marcelo Ebrard presidente pro tempore de CELAC desde el año 2020; a los demás colegas ministros de Relaciones Exteriores; a los jefes de delegación y a todas las personas asistentes a esta reunión.

Hago un reconocimiento especial a México por su trabajo proactivo y con una visión estratégica de América Latina y El Caribe durante su presidencia pro témpore de la CELAC en estos dos años y, en particular, reconocemos en Colombia la pertinencia de la agenda desarrollada y sus avances -sobretodo- en cuanto a la reanudación de la vida institucional de CELAC, así como su liderazgo y el de su extraordinario equipo de colaboradores en coordinar la respuesta a la pandemia con la producción de la vacuna Astra Zeneca en América latina y el plan de autosuficiencia sanitaria aprobado en la cumbre de septiembre; el foro de ciencia y Tecnología y el catálogo de patentes de las universidades de la región; la creación de la red de virólogos; la creación del fondo de adaptación y desastres y la creación de la Agencia Espacial Latinoamericana y Caribeña.

No obstante, reitero, tal como lo señalé en mi intervención durante la reunión que tuvimos en el mes de julio del año pasado en ciudad de México, que nuestra región acumula más de la tercera parte del total mundial de fallecidos por el COVID y registra un aumento manifiesto de la tasa de pobreza extrema y de pobreza monetaria en todos nuestros países, razón por la cual tenemos la responsabilidad histórica de hacer de este foro un instrumento más pertinente para atender las necesidades de generación de riqueza económica y empleos a esos 600 millones de personas que aquí representamos y que equivalen hoy por hoy a casi el 9% de los habitantes del planeta.

La única manera de lograrlo es mediante una reactivación económica post pandemia ambiciosa y sostenible en el largo plazo y es allí donde sin duda la CELAC tiene un escenario propicio para fortalecer la integración, la cooperación y la convergencia entre todos nosotros identificando y desarrollando cadenas de valor regionales entre nuestras economías, para aprovechar el potencial de nuestros mercados y exportar al resto del mundo, con el fin de generar un aumento del PIB regional que incremente el ingreso per capita de nuestros países y llegue al beneficio de las bases sociales.

Lo anterior requiere apoyo y reglas claras y estables para promover la inversión privada y más iniciativas empresariales, emprendimientos escalables y rentables de nuestros jóvenes y de las mujeres de la región para lograr no solo un objetivo económico, sino fundamentalmente, la realización de la función social de la economía destinada para alcanzar el bienestar y el desarrollo humano de todas las naciones de América Latina y el Caribe.

Estás cumbres están hoy bajo el escrutinio ciudadano y estamos obligados política y éticamente a que el resultado de las mismas se concrete de manera tangible en beneficios de corto plazo para nuestros habitantes —para que dignifiquen, mediante oportunidades de trabajo—, la vida y la movilidad social de los Latinoamericanos y caribeños.

Todo lo anterior requiere un trabajo conjunto con los bancos multilaterales para mejorar condiciones de acceso al financiamiento y a la inversión de capital en nuestra región y en todo esto, ofrecemos el concurso de Colombia a la presidencia pro tempore Argentina de CELAC que hoy se inicia y manifiesta su respaldo a la agenda propuesta en materia de cultura, educación, ciencia y tecnología, y cadenas de valor regionales, a lo cual, ya también me referí en Ciudad de México.

Como lo señalé en Julio, la apuesta por el multilateralismo y la integración latinoamericana ha sido un principio orientador y una constante en la política exterior colombiana, porque estamos convencidos que el orden internacional basado en reglas es la mejor garantía del desarrollo sostenible, el acceso a mercados y el progreso de nuestra región para el desarrollo humano, la paz y la seguridad regional e internacional.

Creemos que el multilateralismo ofrece las mejores oportunidades para la buena gobernanza internacional, el respeto y la promoción de los derechos humanos, la concertación y cooperación, imprescindibles para afrontar eficazmente los desafíos contemporáneos, que son, por su naturaleza e implicaciones, transnacionales, y no podrán ser resueltos con el sólo esfuerzo individual de cada una de nuestras naciones.

Esta histórica vocación de Colombia, se refleja de modo especial en el contexto de nuestro hemisferio y de nuestra región. De ello da cuenta nuestro compromiso con el sistema interamericano, y con la OEA, que es además el centro de gravedad de un acervo institucional y normativo, patrimonio común de los Estados y los pueblos americanos. De ello da cuenta, también, nuestro compromiso decidido con la Comunidad Andina de Naciones (hoy bajo presidencia de Ecuador), la Alianza del Pacífico y PROSUR —tres presidencias pro témpore que nos honra haber ejercido y entregaremos complacidos a nuestros amigos y socios mexicanos el próximo 26 de enero y paraguayos el 27 de enero—. De la misma manera, es nuestro compromiso e interés el fortalecer la integración con los países del CARICOM y con Centroamérica teniendo en cuenta que Colombia hace parte del Gran Caribe y, por supuesto, se expresa también a través de nuestros vínculos (que esperamos seguir profundizando) con Mercosur y el SICA.

Es dentro de esa convicción que hemos hecho parte activa de esta Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe para que su contribución al progreso de nuestras naciones, sea parte de una arquitectura multilateral que no sustituye, sino que se complementa con la OEA.

Si bien es cierto que la complementariedad entre los Estados aquí representados nos fortalece, también lo es que el potencial de todas nuestras naciones será mayor si visualizamos que la integralidad de nuestro hemisferio también nos brinda grandes oportunidades en la cercanía y la integración con Canadá y EEUU, dos socios estratégicos que si bien no están en la CELAC, son miembros de la OEA y con los cuales, es posible desarrollar una relación más constructiva y fructífera, incluso privilegiada como lo tiene con ellos México, en el marco del T-mec.

 

Apreciados todos:

Compartimos una coyuntura sin precedentes, cuya superación demanda lo mejor de nuestras naciones y de nuestra coherencia y talante político.

Lo mejor de nuestras democracias y de nuestros Estados de derecho, que debemos proteger, preservar y perfeccionar, y que constituyen, además, un derecho de nuestros pueblos, que debemos defender colectivamente.

Demanda también lo mejor de nuestros ciudadanos, a quienes debemos procurar oportunidades que garanticen el pleno ejercicio de sus derechos y libertades, autonomía para definir sus proyectos de vida y la posibilidad de asociarse y participar en la política, la economía, la ciencia y la cultura practicando la solidaridad y la integridad, en un compromiso permanente por el respeto a la ley y la transparencia.

Exige también lo mejor de nuestros gobiernos, que deben dar resultados concretos en beneficio de sus ciudadanos y para ello debe haber un ejercicio permanente de rendición de cuentas, transparencia y lucha contra la corrupción.

Y por último, requiere lo mejor de nuestro multilateralismo, incluyendo a esta comunidad latinoamericana y del Caribe, a la que ninguno de estos derroteros puede serle ajeno y en la cual no podemos tener silencios oportunistas frente a valores fundamentales que lo fueron y serán siempre y en todo lugar, como ha sido la defensa de la democracia, las libertades y los derechos humanos y como lo han sido para esta misma CELAC en el pasado reciente, al reafirmar mediante la Declaración de Defensa de la Democracia suscrita por la totalidad de los Estados aquí presentes en el 2011, que el compromiso con la promoción de la democracia en todos los estados miembros de este organismo, determina que se debe suspender al Estado en donde haya ruptura del orden democrático, violación de los derechos humanos, desconocimiento de los derechos y libertades fundamentales, sometimiento a torturas, negación a la libertad de opinión o detenciones arbitrarias; todo lo cual sucede en al menos tres de los países que acá se encuentran representados.

Es por todo ello, que al reconocer que en la coyuntura hay una gran oportunidad para integrarnos y complementarnos a través de la CELAC, requerimos coherencia en aplicar todas sus declaraciones anteriores si es que queremos que este foro tenga credibilidad ante propios y extraños.

Es por ello que reitero que Colombia rechaza afirmaciones como las que se han hecho repetidamente en los últimos meses de que fortalecer a CELAC va en la línea de enterrar a la OEA, pues jamás acompañaremos esa posibilidad que nos parecería una equivocación descomunal y una gran irresponsabilidad con las necesidades de las generaciones actuales y futuras de nuestras naciones, que requerirán del acervo doctrinal y en defensa de los derechos humanos y la democracia con que cuenta la OEA y que siempre vivirán en el mismo vecindario de EEUU y Canadá, a quienes parecería que afanosamente y sin claridad en las intenciones, se les quiere dar las espalda por parte de algunos en esta organización.

Trabajemos unidos para que CELAC sea una verdadera voz de las naciones latinoamericanas y caribeñas, como se ha escuchado en esta reunión, permaneciendo fieles al compromiso de construir un verdadero bien común dentro del estado de derecho y la garantía de los derechos humanos en nuestro hemisferio.

Muchas gracias.