Intervención del Canciller Holmes Trujillo en la sesión plenaria de la 49 Asamblea General de la OEA, que se realiza en Medellín

 

Gracias, Señor [Vice] Presidente.

• El tema propuesto por Colombia para esta Asamblea General es un reconocimiento del talante innovador y pionero que ha caracterizado a la Organización de los Estados Americanos, desde su propia constitución en 1948.

• En efecto:  innovación fue consagrar los derechos humanos como un pilar fundamental de la gobernanza hemisférica.  La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que antecedió a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, allanó el camino a lo que hoy es el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que junto a los esfuerzos nacionales, la evolución del constitucionalismo, y la consolidación de la democracia en la región, ha contribuido a la realización de importantes avances en el reconocimiento y protección de los derechos y libertades de los ciudadanos de las Américas.

• Innovación fue consagrar, en la Carta Democrática Interamericana, que “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla” y que “La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”.  Hoy por hoy, el principio de la democracia representativa y el Estado de Derecho constituye una norma de orden público interamericano, e ilumina, para darles pleno sentido, los demás principios generales del derecho internacional universal y regional.

• Innovamos creando el primer tratado de seguridad colectiva al amparo de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, y también al adoptar, décadas después, una noción más amplia de seguridad, que reconoce su carácter multidimensional.

• E innovamos también cuando incorporamos a la agenda de la gobernanza hemisférica la tarea de encontrar nuevas oportunidades para el crecimiento económico y para la expansión y la sostenibilidad del progreso social.

Respetados Jefes de Delegación, apreciados amigos:

• La innovación está en el origen de la OEA y del Sistema Interamericano.  Es un imperativo de su presente.  Es la clave y la promesa de su porvenir.

• Refrendemos, con el significado renovado que le dan los tiempos que vivimos y las profundas transformaciones que han experimentado nuestras sociedades, nuestro compromiso con los valores fundacionales de la OEA.

• Valoremos críticamente la arquitectura institucional y el acervo jurídico, nuestra agenda compartida, las prácticas y los procedimientos operativos, la manera en que la OEA y el Sistema en su conjunto se relaciona —en primer lugar, con los propios Estados miembros, y también con otras organizaciones intergubernamentales, con el sector privado empresarial, con las organizaciones cívicas y sociales, y con la ciudadanía de las Américas.

• Démosle toda su fuerza y eficacia a los mecanismos que hemos diseñado para la gobernanza hemisférica:

o para dar cumplimiento efectivo a la primacía del principio democrático y defender el Estado de Derecho;
o para proteger a nuestros ciudadanos de la tiranía y del miedo, del temor y de la incertidumbre;
o para que el reconocimiento más efectivo de los derechos y las libertades nos permita construir también sociedades más solidarias y responsables, y apuntale la capacidad de los Estados y de los gobiernos para garantizar el bien común y la prevalencia del interés general;
o para que los avances que hemos alcanzado en materia económica y social se consoliden y no sucumban ante la primera deriva de las circunstancias políticas.

Apreciados amigos:

• Es el deseo de Colombia que esta Asamblea General marque el inicio de un proceso de reflexión profunda sobre el multilateralismo hemisférico, acompañado de acciones decididas y consistentes, de hechos concretos que atiendan a la coyuntura en que nos encontramos.

• Redoblemos nuestros esfuerzos para apoyar el proceso constitucional que permita que en Venezuela, y de conformidad con el itinerario definido por los propios venezolanos, se restablezcan pronto la democracia la libertad.

• No desatendamos las preocupaciones que suscita la situación en que se encuentran la democracia y el Estado de Derecho en otros lugares del continente.

• Hagamos de la OEA una gran coalición de democracias, el foro que lidere la discusión sobre la defensa de la democracia en el mundo y que reivindique globalmente la vigencia del principio democrático como fuente de estabilidad política y social, y condición favorable para el desarrollo económico y el progreso social sostenibles.

• Enfrentemos sin vacilación la amenaza de las economías criminales y la delincuencia organizada transnacional —el narcotráfico, el contrabando, la explotación ilícita de recursos naturales, y el lavado de activos—, que amenazan la legalidad y la seguridad pública, desestimulan los emprendimientos lícitos y distorsionan el funcionamiento de los mercados, pervierten el sistema financiero, ponen en riesgo el medio ambiente, y obstaculizan el logro de mayores niveles de equidad.

• Si fuimos pioneros en la adopción de la Convención Interamericana contra la Corrupción, lideremos el perfeccionamiento y aplicación efectiva de los mecanismos regionales y universales para enfrentar este flagelo, incluso mediante la creación de una Corte Internacional Anti-corrupción.

• Ya que disponemos del único tratado internacional comprehensivo para luchar contra el terrorismo, no permitamos que las organizaciones terroristas, en connivencia con otras fuerzas perversas y actores criminales, encuentren santuario en nuestro hemisferio.

• Avancemos en la construcción de un régimen interamericano para la protección ambiental, que incorpore como uno de sus elementos la apuesta por las energías renovables y la economía circular.

Señor [Vice] Presidente:

• El proceso de reflexión sobre la innovación que requerimos para fortalecer y adaptar nuestro multilateralismo y proyectar hacia el futuro el acervo que hemos construido y el patrimonio común que compartimos, empieza —pero no acaba— en esta Asamblea General.  Y debe contemplar un gran esfuerzo de diplomacia pública y diplomacia ciudadana, que acerque y edifique un nuevo diálogo entre los Estados y los ciudadanos, con el fin de generar una confianza nueva, que sea fuente de estabilidad y desarrollo sostenible.

Muchas gracias.