Discurso de la Ministra Holguín en la apertura de la VIII Conferencia Italia - América Latina y el Caribe

 

Señor, Angelino Alfano, Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia.

Señores Ministros de Relaciones Exteriores.

Representantes de los diferentes gobiernos de América Latina y el Caribe y cuerpo diplomático acreditado.

Y a todos los demás ilustres participantes en este encuentro, reciban un cordial saludo.

Quisiera agradecer al Ministro Angelino Alfano por la amable invitación que me ha hecho para participar en la inauguración de esta VIII Conferencia Italia – América Latina y el Caribe. Es la cuarta vez que tengo la oportunidad de asistir a este encuentro bianual, el cual, puedo dar fe, se ha constituido en un verdadero ejemplo de integración entre Italia y América Latina.

Durante todos estos años, he sido testigo de la política italiana de apertura hacia nuestra región y de cómo sus empresas ven en América Latina un socio estratégico para su mercado y su expansión.

Los acuerdos comerciales que la Unión Europea ha firmado con los países de América Latina han hecho que nos interesemos mutuamente y nos veamos como socios para el crecimiento y el desarrollo.

En el caso de Colombia firmamos el tratado conjuntamente con Perú en el 2013 y hemos trabajado en estos años para su ratificación y aprovechamiento. 

Igualmente, en el caso de algunos países, vemos en el retiro del visado Schengen otra gran oportunidad para fortalecer e incentivar el comercio, el turismo y el acercamiento con los países de la Unión Europea.

Somos dos regiones llamadas a integrarse cada vez más.
Es mucho lo que nos une. La distancia cada día deja de ser una barrera. Tenemos mucho que aprender y mucho que enseñarnos entre nosotros.

Y para ello es muy importante que Italia vea las enormes potencialidades, no de cada uno de nuestros países, sino de todos unidos como región. Somos una región con unas economías en crecimiento continuo, con unos niveles de pobreza que año tras año disminuyen, dando así origen a una clase media creciente.  Una región que sobre todo ama la paz.

Somos una región abierta a la integración, no solo entre nuestros países sino con otros mercados de la región.

Es con este espíritu que Colombia, Perú, Chile y México hemos trabajado en la consolidación de la Alianza del Pacífico como proceso de integración pragmático y enfocado en las relaciones comerciales y de inversión.

Juntos somos 226 millones de habitantes, atraemos 43 millones de turistas cada año. Como bloque, la Alianza es la séptima economía del mundo, representa el 35% del PIB de la región y recibe el 41% de la inversión extranjera directa que llega a América Latina.

En la Alianza compartimos una visión común de desarrollo y por eso hemos despertado un gran interés en la comunidad internacional.

Contamos con 52 países observadores, entre ellos más de 20 europeos. Italia es observador desde el 2014 y esperamos, como lo estamos haciendo con otros Estados, desarrollar acciones de cooperación en educación, ciencia, tecnología e innovación, internacionalización de pymes y facilitación del comercio. Pero ante todo en la Alianza también trabajamos para estar más integrados como región. Estamos trabajando con Mercosur para poder avanzar en una verdadera integración Alianza del Pacífico – Mercosur.

Nuestro país vive hoy una situación particular en América Latina. Quisiera Ministro Alfano compartir con ustedes algo de esta nueva realidad: la construcción de una paz estable y duradera.

Colombia es un país que vio atrasado su desarrollo por el conflicto. Tenemos una desigualdad entre las regiones, producto de la concentración de la violencia en algunas zonas, impidiendo la presencia del Estado, con poblaciones que tuvieron pocas oportunidades de desarrollo. Es evidente que sin paz no se puede alcanzar el desarrollo.

Venimos de una historia de más de 50 años de conflicto con 8 millones de víctimas, entre ellos desplazados, desaparecidos y más de 250 mil muertos. Un pasado de extorsiones, secuestros y, sobre todo, de la terrible sensación de pérdida de libertad por el terrorismo y la violencia indiscriminada. Por eso la necesidad de la paz, de lograr la convivencia y la reconciliación entre los colombianos.

El Acuerdo de Paz que se firmó hace un año implicó la desmovilización y el desarme de más de 7.000 guerrilleros. Es un acuerdo que traerá una transformación del campo colombiano, donde el sector agrícola será un factor decisivo para el desarrollo del país. De allí que una de las prioridades de la etapa del postconflicto haya sido la priorización de la inversión básica en cerca de 200 municipios colombianos que por haber padecido la violencia no pudieron ver llegar las inversiones y las oportunidades de desarrollo. Y les llegó el momento a tantas zonas de Colombia que no habían podido vivir ni ver el desarrollo.

El hecho de que en Colombia no tengamos más desplazados ni más víctimas del conflicto nos abre inmensas oportunidades para la inversión y para el comercio. Y es en este contexto que estamos trabajando con Italia para promover una agenda comercial, de inversiones y de cooperación en nuestra región, donde ganemos todos, y en la cual existan grandes oportunidades e incentivos para que el sector privado aproveche. Nosotros solos, no lo podríamos hacer.

Sectores como la infraestructura, la energía, la educación, la innovación y la agricultura serán los principales ejes del desarrollo de mutuo beneficio. 

Con la Paz, vamos a ampliar la frontera agrícola en más de 4 millones de hectáreas listas para ser cultivadas. La seguridad alimentaria es cada vez más un mayor reto y países como el nuestro pueden ser parte de la solución.

La industrialización del agro es uno de nuestros objetivos y por eso vemos complacidos que algunas empresas italianas estén ya trabajando en el desarrollo de este sector, generando empleo y condiciones de desarrollo y bienestar en nuestros territorios. Bienvenidas muchas a participar de esta nueva etapa, a la verdadera construcción de una paz duradera y estable.

Todo este proceso no hubiera sido posible sin el apoyo de la comunidad internacional. El apoyo que recibimos de los países de la región y de Europa ha sido definitivo.

Aquí una vez más, como lo hago en todos los foros, le quiero dar las gracias a Cuba, a Venezuela, a Chile, a Noruega por ese apoyo incondicional durante todos estos años de negociación.

La Unión Europea ha apoyado desde el inicio nuestros esfuerzos de paz y cada día su rol cobra una mayor importancia en la implementación de los acuerdos. 

Hoy el fondo de inversiones para el postconflicto que los países de la Unión Europea generosamente crearon es motor de este proceso y sus primeros proyectos comienzan a convertirse en realidad. Detrás de ese motor debo reconocer el papel que ha jugado una italiana que se ha convertido en nuestra mejor aliada, la Alta Representante, Federica Mogherini.

En el caso particular de Italia deseo agradecer no solo su invaluable y permanente apoyo, sino también sus aportes a este fondo, así como la cooperación que recibimos para el desminado de nuestros territorios, y la capacitación y transferencia de conocimiento en cooperativismo e innovación que brindan a nuestros campesinos y aprendices del SENA, el centro de educación vocacional de Colombia.

Así como Italia nos ha acompañado en este proceso, lo cual agradecemos de corazón, también ha compartido con los países de Centroamérica sus exitosas experiencias en el campo de la lucha contra el delito y el fortalecimiento del aparato judicial. O compartiendo sus experiencias de la industria del cacao con Ecuador.

Esto solamente para resaltar que solo en la medida en que seamos capaces de mantener y fortalecer estos mecanismos de cooperación, podremos alcanzar, entre todos, los objetivos de desarrollo sostenible que nos hemos trazado. Todos tenemos algo que aprender y una experiencia que compartir.

Durante estos 50 años, el IILA ha trabajado como facilitador del intercambio de experiencias y de conocimiento a través de temas como las pymes o de proyectos subregionles o particulares en cada país. Hoy, bajo el liderazgo de nuestro buen amigo Donato di Santo, IILA podría aprovechar este magnífico momento que vive, y diseñar la forma en que mejor podamos robustecer y actualizar todas estas experiencias trabajando con las Embajadas, el sector privado, las ONG, para construir una nueva visión de lo que debe ser la cooperación para el desarrollo entre nosotros.

El IILA es una institución única en el mundo que nos puede ayudar a profundizar nuestras relaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Esta es una buena noticia para todos nuestros ciudadanos.

Muchas gracias