Bogotá, (ago. 27 / 14). Phill Jackson Ibargüen es uno de los 133 colombianos rescatados en los últimos tres años por el Ministerio de Relaciones Exteriores, de las redes de trata en el exterior.
Las dimensiones del engaño de las redes son tan creíbles, que las víctimas viajan enceguecidas con eso “tan maravilloso que supuestamente les estaban ofreciendo”.
Por ese motivo el Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de hablar con los familiares y de rescatar a los colombianos, empezó a notar frases que coincidían en los relatos: “sabíamos que estaba pasando algo raro, pero no hicimos nada”.
De los 133 colombianos rescatados por la Cancillería, 104 son mujeres y 29 son hombres; de los cuales 80 personas han sido víctimas de explotación sexual; 48, de explotación laboral, y cinco a matrimonio servil.
Los departamentos de Valle del Cauca, Risaralda, Quindío, Antioquia y Cundinamarca son los principales lugares de origen de las víctimas de trata de personas en exterior que atiende la Cancillería.
Todos esos colombianos tienen algo en común: “Cuando nos enteramos de sus historias, era demasiado tarde”, aseguró la Canciller María Ángela Holguín, quien agregó: “en algunos de esos casos sus familiares o amigos tenían el presentimiento de que no se estaban yendo a algo bueno, pero no se atrevieron a intervenir porque las veían muy felices e ilusionadas”.
Una campaña para reaccionar en cadena: La solidaridad es contagiosa
La Ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, lanzó la campaña ‘Ante la trata de personas reaccionemos en cadena’, realizada en asocio con la Organización Internacional para las Migraciones – OIM.
La campaña está enfocada, no a las víctimas, que están enceguecidas; sino a quienes las rodean, sus familiares, amigos, para animarlos a que reaccionen en caso de que noten algo extraño.
Y para evidenciar si las personas, en efecto, reaccionarán en cadena, se realizó un experimento social para medir cómo actuaría la gente del común ante una posible víctima. Lo que hizo la Cancillería fue contratar a un grupo experto en comunicaciones que se encargó de grabar con cámaras escondidas nueve experimentos en tres ciudades del país: Bogotá, Cali y Pereira, las ciudades representan a las regiones de donde proceden la mayoría de las víctimas rescatadas.
Se grabaron las reacciones de más de 500 personas que no sabían que estaban participando en un experimento social. Solo al final, cuando rescataban a la “víctima”, se les contó de qué se trataba. Así se descubrió que la solidaridad es contagiosa. Cuando una persona reaccionaba positivamente parecía “contagiar” a otros que se encontraban alrededor y se animaban a ayudar.
No obstante, al principio del experimento siempre hubo indiferencia, sobre todo en Bogotá, pero al final varias personas terminaban uniéndose para liberar a las “víctimas”. La ciudad donde más rápido liberaron a los encadenados fue Pereira. En total, las “víctimas” tuvieron que esperar un promedio de siete minutos antes de que alguien reaccionara para ayudarlas.
El 70% de la gente que intervino para ayudar a los encadenados pertenecía a los estratos 2 y 3. De los nueve experimentos realizados hubo dos en que la gente lloró alrededor de la víctima, y otros dos en los que lloraron luego de contarles que se trataba de un experimento social.
En ninguno de los experimentos realizados se necesitó que actores de la producción intervinieran para motivar la ayuda.
Este video a partir de este 27 de agosto empezará a circular por las redes sociales del Ministerio de Relaciones Exteriores, en Twitter @Cancilleriacol; en Facebook, Cancillería Colombia y en el canal de Youtube, Cancilleriacol
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